El Lecho de Procusto


 EL LECHO DE PROCUSTO

Iniciaba una reflexión ante unos diez oyentes entre niños y adultos, e hice una pregunta: Sí a un perro que tiene cuatro patas le llamamos a la cola "pata", ¿cuántas patas tiene ahora? Algunos niños pensaban y otros rápidamente respondieron: ¡cinco! e igual lo hizo un adulto. No pude evitar sonreír.

No importa como llamemos a algunas cosas, ellas son lo que son, podemos tener opiniones en diferentes temas de la vida y de las cosas, pero siempre habrá una verdad que prevalece y no puede ser cambiada, transformada, ni editada.

Tal a como hacía Procusto, un personaje de la mitología griega, en el libro escrito por Nassim Nicholas Taleb .

Procusto era un tipo que tenía un hostal y secuestraba a los viajeros que pasaban por ahí, los engañaba con una cena y les obligaba a acostarse en una cama especial; sí la persona era bien alta lo ponía en una cama pequeña y cortaba sus extremidades con un hacha para que calzara; sí el viajero era bajo de estatura le obligaba a acostarse en una cama larga y ataba sus extremidades y las estiraba hasta romperlas para que calzara con la cama.

Lamentablemente eso pasa también en el ámbito del tema religioso. Por eso es que muchas personas hay que se denominan ateístas porque según ellos no hay Dios, hay otros teístas que creen en su existencia, pero tienen su opinión individual de la verdad de Dios, y los religiosos practicantes. 

Y aún entre los cristianos nos dividimos de acuerdo a nuestras opiniones, por eso abundan denominaciones con títulos y subtítulos; aunque creo que cave en lo normal el hecho de que tengamos algunas diferencias en interpretación de las Escrituras en asuntos que merecen continuo discernimiento debido a su contexto histórico, cultural, geográfico, y hasta por el tipo de lenguaje y literatura usado por los autores de los escritos bíblicos.

 Lo grave está en hacernos sabios en nuestra propia opinión, y peor aún en mera necedad mutilar la verdad a nuestra conveniencia.

Pilato preguntó a Jesús: ¿qué es la verdad?

Tal vez nos preguntamos eso de continuo. Las Escrituras están llenas de muchas verdades absolutas. Verdades que no importa lo que nosotros creamos u opinemos, ellas son y serán.

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nos responde el Señor Jesús en Juan 14:6. 

 Una verdad que todos compartimos es que todos morimos, pero lo que pasa luego de partir de este lado de la vida lo sometemos a opiniones, debates, criterios y más. Y hasta algunos se conforman a tomarlo como tirar una moneda al aire y que sea lo que sea.

 Hay una verdad bíblica que me pone a pensar al respecto. Que está decretado, establecido, es ley que los hombres mueran una sola vez y después de esto el juicio (hebreos 9:27

 No me imagino con qué cara enfrentaré ese juicio, creo que estoy perdido; necesito un abogado, un fiador, un sustituto. Esta es una verdad absoluta, no la cambia mi opinión al respecto.

 No la puedo cortar ni estirar para que calce en mi manera de creer en Dios. Te animo a que pensemos en este asunto mientras podemos, no sea que mientras viajamos en este mundo nos sorprenda un Procusto.



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